Unas 300 mil personas son “apátridas funcionales” en República Dominicana. Han nacido allí, son y se sienten dominicanos, pero el Estado no quiere reconocer su ciudadanía plena. ¿Su delito? Ser descendientes de haitianos. El racismo y la xenofobia de políticos y grupos de presión camuflado de nacionalismo.
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